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DOSSIER EXCLUSIVO

Toda la verdad sobra Sara Errani

Quisieron descartarla con el eslogan ‘dopaje de los tortellini’ pero, en realidad, la historia delpositivo de Sara Errani es una historia repleta de pormenores. Se los vamos a contar con testimonios y documentos exclusivos. La Agencia Italiana Antidopaje (NADO Italia), que había pedido (y obtenido) una descalificación aún mayor, prefirió guardar silencio.

Riccardo Bisti
2 de febrero de 2022

Esta es una historia complicada.
Con la grabadora apagada, su padre Giorgio describió esta historia usando distintos apelativos que no se pueden publicar, pero que quedaron muy claros. El mundo sabe dos o tres cosas sobre el presunto dopaje de Sara Errani: 1) Dio positivo por la sustancia ‘letrozole’. 2) Sufrió una primera descalificación de 2 meses, impuesta por el Tribunal de la Federación Internacional (en realidad fueron 5 meses y 22 días, ya que también le restaron los puntos y el dinero ganado después de las pruebas). 3) El TAS de Lausana, órgano supremo para los litigios de carácter deportivo, aumentó a ocho meses más el castigo. La italiana [de la región Emilia Romagna] volvió a jugar en febrero de 2019 y desde entonces, y entre mil dificultades, está tratando de recuperar un lugar entre las mejores.
Pero esta historia es mucho más que las dos o tres cosas que ya se saben.

Sara Errani vio cómo su mundo se derrumbaba la noche del 18 de abril de 2017. Estaba en Barletta (Italia), donde iba a dirigir el equipo nacional de la Fed Cup - la actual Copa Billie Jean King, la versión femenina de la Copa Davis - en un partido contra Taiwán. Eran las once de la noche cuando, antes de acostarse, revisó su correo electrónico. Un correo de la Federación Internacional de Tenis (ITF), que también envió copia a WTA y a NADO Italia, le informó de que había dado
positivo por letrozol. El test se había realizado dos meses antes, el 16 de febrero de 2017, durante un control rutinario mientras estaba en casa de sus padres en Massa Lombarda, en la provincia italiana de Rávena.
Durante unos instantes, se sintió perdida.
«¿Por qué yo? – Errani pensó – yo, que siempre fui una persona escrupulosa, casi obsesionada, por no beber de botellas ya abiertas o de vasos que no estuvieran siempre a la vista... ¿Por qué yo, que una y mil veces no me tomé siquiera los medicamentos recetados por los médicos, incluso los de los torneos? ¿Por qué a mí, que siempre tuve miedo ante la posibilidad de dar positivo por accidente?». Tras recuperar un mínimo de lucidez, realizó una búsqueda en Internet. No tenía ni idea de lo que era el letrozol. Nunca había oído esta palabra. El motor de búsqueda le proporcionó las primeras respuestas: un medicamento para tratar el cáncer, utilizado por las mujeres en la menopausia. En ese momento se acordó de algo. Se acordó de su madre Fulvia, que desde hace años libra una batalla silenciosa contra una mala enfermedad. Un flash doloroso, debido a que su inconsciente se estaba dando cuenta de que algo tan privado e íntimo se convertiría en algo público. Ese flash se convirtió en una certeza cuando su padre Giorgio le contó que su madre llevaba seis años tomando un medicamento llamado Femara, que contiene letrozol.

AQUEL SILENCIO INCOMPRENSIBLE
La cuestión se mantuvo oculta durante más de tres meses. Pero algo pasó en la sombra: unos días después, la periodista del Corriere della Sera, Gaia Piccardi, llamó por teléfono a Davide Errani, el hermano mánager de Sara, para que le confirmara si había dado positivo. ¿Cómo pudo enterarse? El secreto de las fuentes periodísticas es legítimamente algo sagrado, protegido por varias sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (el caso de William Goodwin y más recientemente el de Cecilie Langum Becker fueron significativos para el Derecho), pero cabe la posibilidad de que el chivatazo procediera de aquellos pocos que estaban al tanto: bien el remitente del correo electrónico, bien el destinatario o quienes habían sido puestos en copia. Sin que su hermano le informara de esta llamada, Errani siguió jugando hasta la celebración del juicio (19 de julio de 2017) y la sentencia se dictó el 3 de agosto y se hizo pública unos días después. Las normas le permitían seguir jugando hasta el veredicto: al estar convencida de que quedaría absuelta, decidió seguir jugando. El día antes de que el veredicto saliera a la luz, el Corriere della Sera publicó la indiscreción de la que tenía conocimiento desde hacía tres meses. «La auténtica vergüenza de este asunto fue su connotación política, en la que los periodistas Gaia Piccardi y Marco Bonarrigo primero ocultaron la noticia y luego escribieron en varias ocasiones cosas falsas, manipulando la verdad y llevando a cabo una campaña que arrastró a otros periódicos, empañando la reputación de Sara», declaró Giorgio Errani, padre de Sara. El resentimiento de los Errani se ha convertido en una demanda civil contra RCS (grupo editor del Corriere della Sera), que se inició el 26 de enero de 2020 y todavía no ha terminado. «A pesar de que las revelaciones sobre una figura pública sean entendibles, no puedo entender que se publiquen reiteradamente y sistemáticamente noticias falsas, ya que, aunque haya dado positivo en letrozol, se ha seguido hablando de anastrozol durante tres meses, la última vez en octubre, y se ha involucrado a mi esposa desprestigiándola (trataron de dejarla en evidencia como si fuera una incompetente a la que no le importaba nada) – continúa dicendo Giorgio Errani – Pero, ¿quién informó a Gaia Piccardi de antemano? Pero sobre todo, ¿por qué, contra todo principio periodístico, ocultaron la noticia desde abril hasta agosto? Y cuando se publicó, la llenaron de falsedades. Trajeron a colación el caso Niccolò Mornati (ex remero descalificado por dopaje, hermano de Carlo Mornati, Secretario General del CONI, Comité Olímpico Nacional Italiano N. de la R.) para compararlo con Sara, aplicando la ley del embudo, y cambiando el letrozol por el anastrozol (sustancia a la que Mornati dio positivo N. de la R.). Así lograron hablar de 15 casos confirmados, lástima que fueran de anastrozol y no de letrozol. Y dejando de lado un detalle: Mornati es un hombre». Tal y como veremos es un detalle importante.

Sara Errani ha participado dos veces en las WTA Finals, en 2012 y 2013

«¿quién informó a Gaia Piccardi de antemano? Pero sobre todo, ¿por qué, contra todo principio periodístico, ocultaron la noticia desde abril hasta agosto?» 
Giorgio Errani

Milán, 9 de agosto de 2017: Sara Errani cuenta su verdad en una larga rueda de prensa

EL LETROZOL Y LAS MUJERES
Giorgio Errani no es uno de esos padres tiranos que a veces se ven en la televisión. Apoya a su hija, eso sí, pero sin exagerar. Son escasas y bien elegidas sus apariciones en las gradas. Nunca levanta la voz, en cambio es un tipo duro. Un mastín. A lo largo de tres años ha llevado en silencio una carga que se ha ido acumulando día tras día, decepción tras decepción. Tras haberse dictado las sentencias y archivado los expedientes, decidió contarlo todo. ¿Pero por qué? «Quiero desvelar todos los detalles, después de que la prensa y las redes sociales se les fue la mano con insultos, infamias y befas, todo ello adornado con un desconocimiento de los hechos que raya en lo absurdo. Podría haberme quedado callado, pero el deseo por la verdad ha sido más fuerte que cualquier interés personal. Esta es también la razón por la que he decidido difundir al público todos los documentos relacionados con esta historia».

Bueno, vamos a empezar.
Tal vez por el eslogan bajo el que se etiquetó el asunto: ‘dopaje de los tortellini’. La versión que pasó en autoridad de cosa juzgada ya se conoce: Sara pudo ingerir letrozol por accidente porque el Femara almacenado en la cocina de casa Errani se mezcló con los alimentos ingeridos durante una comida (o cena) familiar. «La contaminación de los alimentos se probó, y por lo tanto fue aceptada, por los dos tribunales que se pronunciaron sobre el asunto – nos cuenta Giorgio – pero apenas se comentó el hecho (punto 41 de la sentencia ITF, punto 226 de la sentencia TAS). Los periodistas se han aprovechado de la culpa echada a los tortellini: Sara nunca nombró esta palabra. Simplemente tenemos la certeza de que comimos tortellini en los días anteriores a la revisión, mientras que no podemos recordar con exactitud todos los demás alimentos». De hecho, Errani nunca pronunció la palabra tortellini, ni siquiera en la rueda de prensa celebrada el 9 de agosto de 2017, en Milán, donde contó su verdad. La palabra aparece en la sentencia de primera instancia (puntos 14 y 18), en la reconstrucción del hecho. Se mencionan los tortellini ya que - como se dijo - son el único alimento que con toda probabilidad los Errani comieron en aquellos días. « Además, el letrozol no es una sustancia dopante para las mujeres – añade Giorgio Errani –: Presentamos los resultados de la investigación del médico australiano David Joshua Handelsman (disponible AQUÍ y AQUÍ), que también trabaja para la AMA (Agencia Mundial Antidopaje, N. de la R.). Insistimos en que nos acompañara al juicio, sin embargo, no le apetecía cuestionar a los que le dan trabajo. En otras palabras, nos dejó claro que no podía escupir en el plato del que come. La AMA incluyó el letrozol en la lista de sustancias prohibidas para las mujeres tras haberse publicado en varios blogs de culturistas. Casi al mismo tiempo, la investigación de Handelsman (por encargo de AMA) llegó a conclusiones totalmente opuestas. No obstante, decidieron seguir prohibiendo su uso incluso para las mujeres. A día de hoy, uno se pregunta ¿por qué?».

Sí, ¿por qué?
Mientras que en el caso de los hombres la razón está clara y justificada (combatir el crecimiento antinatural de los senos al tomar esteroides), hay una teoría que afirma que tomar estas sustancias puede ayudar a quemar grasa, lo que se conoce como fat-burning. Pero solo es una teoría: todo aquel que quiera aumentar la masa muscular tendría a su disposición una amplia gama de sustancias más eficaces y seguras, tanto lícitas como ilícitas. ¿Por qué Errani tomaría esta sustancia, que tiene fuertes contraindicaciones para las mujeres que no están en la menopausia, para una dieta de adelgazamiento? «De hecho, es una hipótesis absurda y evidentemente falsa – afirma el padre -. En el mundo entero solo hay un caso de positividad al letrozol: cuatro atletas, todos levantadores de pesas, todos norcoreanos, todos descubiertos en 2015. Tres hombres y Ryo Un Hui: esta última es la única mujer que nunca dió positivo en la prueba de letrozol (hasta el día de esta conversación, N. de la R.). Los efectos secundarios para las mujeres no menopáusicas son devastadores: solo una atleta involucrada en el dopaje de Estado podría aceptar un riesgo semejante». Para que no quede duda, hay que señalar que la boxeadora estadounidense Virginia Fuchs también dió positivo por letrozol en 2020. La sentencia ITF no fue más que el primer paso de una historia que se ha vuelto cada vez más compleja. Hasta ese momento, todo parecía al menos lineal. Errani fue castigada únicamente por responsabilidad objetiva: habiendo demostrado su inocencia, la suspensión se produjo por la distracción de un familiar, su madre, que no la había protegido suficientemente del riesgo de contaminación. ¿El resultado? Dos meses de descalificación, más la confiscación de los puntos y del prize money ganado entre el 16 de febrero y el 7 de junio de 2017.

NADO ITALIA
Unas semanas después, NADO Italia presentó un recurso ante el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo, N. de la R.) en Lausana para pedir una sanción más severa. Aunque NADO Italia ha logrado la independencia formal del Comité Olímpico Nacional Italiano, durante algunos años siguió teniendo una dirección de correo certificado con el logo del CONI (ahora ya ha dejado de mencionarse en el renovado sitio web). Tal y como veremos, este no es el único indicio de una proximidad todavía existente entre la agencia antidopaje y el CONI. Por lo tanto, es interesante ver como han actuado las instituciones. «La cercanía de la Federación Italiana de Tenis (FIT) fue la adecuada: pusieron a uno de sus abogados a su disposición, aunque luego decidimos poner a otros dos abogados a su lado. En cambio, el CONI nunca se pronunció al respecto. Tras conocerse la noticia, el Presidente de la Comisión de Atletas se puso inmediatamente en contacto con nosotros: anunció la emisión de un comunicado de solidaridad. Ese comunicado nunca se publicó. Además, al final del procedimiento de apelación del TAS, recibimos una solicitud de pago de las costas judiciales en la cuenta bancaria del CONI. Existe un debate animado sobre la supuesta independencia de NADO Italia del Comité Olímpico, pero luego la indemnización tiene que ser para el CONI».

Tras escuchar las palabras de Giorgio Errani y revisar toda la documentación, nos pusimos en contacto con NADO Italia para conocer su versión sobre este y otros aspectos destacados de la historia. A la primera solicitud de información (tras 49 días sin contestar a nuestro primer correo), nos remitieron a la oficina de prensa del CONI, donde nos enteramos de que uno de sus miembros se encarga de la comunicación de NADO Italia.

Retomemos la cronología de los acontecimientos. Mientras duró la primera suspensión (agosto-septiembre de 2017) Errani se entrenó en Lugo di Romagna (Italia), en el Círculo Villa Bolis. A través de Michele Montalbini, que era su entrenador en ese momento, conoció a Lorenzo Rottoli, un joven de Como nacido en 2002, que jugaba en un torneo en Massa Lombarda. Los dos jugaron juntos durante dos o tres mañanas. Debido a los buenos resultados en el torneo, un periodista local se puso en contacto con Rottoli y este le comentó con entusiasmo que había entrenado con Errani. Cuando un sitio web local publicó un artículo titulado Un entrenador excepcional para Rottoli: Sara Errani, la Fiscalía Nacional Antidopaje citó tanto al joven como a sus padres, preguntando dónde y por qué había jugado con la italiana.También querían saber si le había dado consejos o le había pedido dinero. Durante la suspensión, los atletas no pueden realizar ningún tipo de actividad oficial: no se discute que Errani no hizo nada ilegal, pero NADO Italia convocó a Rottoli a Roma para una audición. El asunto se resolvió con preguntas y respuestas por escrito, pero llama la atención el tamaño de la lupa sobre la ex finalista de Roland Garros. Una lupa tan grande que descubrió un artículo inocuo en el periódico La Provincia di Como.

Sara Errani con su padre Giorgio y su madre Fulvia

«Tras conocerse la noticia, el Presidente de la Comisión de Atletas se puso inmediatamente en contacto con nosotros: anunció la emisión de un comunicado de solidaridad. Ese comunicado nunca se publicó»
Giorgio Errani

En los momentos de mayor popularidad, Sara Errani ha aparecido a menudo en los principales medios de comunicación: en 2014 fue invitada de Alessandro Cattelan en Sky Italia

Volvemos a hablar del procedimento de apelación. El panel de jueces está formado por tres personas: el presidente, nombrado por el TAS, y dos miembros elegidos - uno por cada parte - por las partes en litigio. El 24 de agosto de 2017, el clan Errani identificó a Jacopo Tognon, de Padua, como juez. A este respecto, Giorgio Errani revela: «Dos días después de hacer oficial nuestra elección, me dijeron que el juez del TAS designado por nosotros recibió una llamada telefónica de un funcionario de NADO. Desconozco el contenido de la conversación, pero de ser cierto resulta cuanto menos insólito e inapropiado». Habríamos pedido confirmación al funcionario en cuestión, pero nuestra solicitud de entrevista no fue atendida, sin ni siquiera conocer su contenido. Al cabo de 70 días del primer intento de ponerse en contacto (y tras intentar realizar tres llamadas telefónicas, la última el día anterior), el pasado 2 de diciembre recibimos la siguiente comunicación: “De acuerdo con la política adoptada hasta ahora, la Fiscalía Antidopaje no concede entrevistas. Por lo tanto, su solicitud no podrá ser atendida”.

La audiencia en Lausana tuvo lugar el 9 de noviembre de 2017 y fue informada casi en tiempo real por el Corriere della Sera. El artículo, siempre firmado por Bonarrigo-Piccardi, cuenta que, durante las 9 horas de audiencia, Errani se rindió dos veces a la emoción y que uno de los tres hombres de NADO Italia (definidos como artillería pesada) supuestamente presionó a la toxicóloga forense Donata Favretto, la perita. Y relata la forma en que se pidió a la madre de Sara que reconstruyera la organización de la cocina de su casa, haciendo hincapié en el hecho de que la caja de Femara llevaba la pegatina que advertía de la presencia de una sustancia prohibida. El recurso de NADO Italia, compuesto por más de 80 puntos, pretendía cuestionar el carácter accidental del suceso: mencionaba una prueba de esfuerzo realizada años antes por Errani con Luis García del Moral, un médico que posteriormente fue inhabilitado por asuntos relacionados con el dopaje. Esta referencia- aunque se admitiera que no tenía nada que ver con el procedimiento - se utilizó para sugerir que el pasado de la jugadora no era precisamente intachable. De hecho, desde 2009 hasta 2017, Errani se había sometido a 83 controles antidopaje, dando siempre negativo. Además, en cuanto surgieron los primeros rumores sobre Del Moral, fue la misma Errani la que dijo que evitaría seguir teniendo contacto con él, aunque en ese momento no estaba expresamente prohibido.
En su recurso, NADO Italia había formulado esta hipótesis: «Por un lado, cabe suponer que es poco probable que se tome el mismo medicamento que otro miembro de la familia. Por otro, es una tapadera perfecta para conseguirlo fácilmente y justificar su presencia. Esto no quiere decir que la atleta lo haya ingerido necesariamente a propósito, pero sí demuestra que hay varias claves de interpretación y que las alegaciones de los atletas pueden ser lógicamente refutadas y superadas con el criterio de la probabilidad». Sin afirmarlo abiertamente, se sugirió que la tenista podría haberse aprovechado de la enfermedad de la madre para tomar el medicamento y así conseguir beneficios en el deporte. «Las acusaciones, incluso ofensivas, por las que se ha caracterizado toda la línea de ataque de NADO Italia contra Sara, fueron asombrosas y llevadas a cabo con una furia inexplicable, severa e intransigente hasta el punto de parecer casi persecutoria - argumenta Giorgio Errani - no puedo suponer, y mucho menos creer, que los responsables de las más altas instituciones deportivas, desde el Presidente Giovanni Malagò (que no quiso hacer comentarios sobre el asunto tras la descalificación del TAS, al contrario de lo que hizo con Niccolò Mornati, para quien convocó una rueda de prensa y anunció la descalificación personalmente, comentando que "hay momentos en la vida en los que hay que dar la cara. Es algo que me entristece y amarga muchísimo") al Secretario General Carlo Mornati (ex-remero, hermano de Niccolò) hayan apoyado semejante ataque a alguien que ha dado tanto a la 'Azzurra'. Tampoco puedo suponer, y mucho menos creer, que la oficina de prensa del CONI, que se encarga de la comunicación de NADO Italia a pesar de la supuesta y tan cacareada independencia de NADO respecto al CONI, se haya enterado de la noticia sin guardar el secreto. Evidentemente, hay que buscar los motivos de esta inexplicable actitud en otra parte, si bien me dejan realmente sin palabras».

Seguimos con la historia.
La solicitud de la defensa de una anulación total fue acompañada por la petición de NADO Italia de dos años de descalificación o una condena que va del mínimo al máximo. Se tardaron siete meses y un número indeterminado de aplazamientos en llegar al veredicto. A lo largo de este tiempo, Errani ha retomado sus actividades e incluso ha ganado un torneo (el WTA 125 de Indian Wells). «Sin embargo, llevo 6-7 meses jugando sin poder suprimir esta preocupación» declaró en la reciente entrevista confesional con Behind the Racquet. Siempre que hablaba con su familia, pedía información sobre la decisión de la apelación. «Me dijeron siete veces que recibiría una respuesta en un plazo de diez días. Pero esto nunca ocurría».

El resultado llegó en junio de 2018.
La sanción se elevó a diez meses porque - a diferencia del Tribunal de Primera Instancia - se consideró que la negligencia era de mayor grado, sin cuestionar el carácter accidental de la contaminación. También hay una historia de fondo en este punto: antes del juicio, el clan Errani fue convocado por el tribunal. Se les informó de que no se aceptaría una demostración basada en probabilidades, sino que exigirían una demostración by balance of probabilities. Es decir, si la tesis sobre la contaminación de la comida se hubiera considerado falsa en al menos un 51%, la descalificación habría sido de dos años. Lo mismo también en el caso en que hubiera sido la más probable en el rango porcentual de las distintas posibilidades, por ejemplo 48-26-14-12 de cuatro hipótesis distintas. «En ese momento, pensamos en recusar al tribunal – sigue contando su padre - pero las valoraciones del abogado se impusieron: no era conveniente irritar a los jueces y, en cualquier caso, confiábamos en poder probar nuestra tesis, al igual que en la primera instancia. En resumen, el tribunal aumentó parcialmente la responsabilidad objetiva de Errani, porque debería haber sabido que la caja de Femara se hallaba en la cocina de su casa, con mayor razón al tratarse de una atleta de alto nivel. Esta es una afirmación lógica, pero hay que tener en cuenta dos elementos: Sara no estaba al tanto del tratamiento médico que tomaba su madre, además lleva unos 15 años viviendo en España. Se le reprochó su falta de cuidado, sin embargo, se consideró como algo comprensible. Por ello, el grado de responsabilidad seguía considerándose leve, pero en un rango superior.

El CAS de Lausana aumentó en un 500% la sanción establecida por el Tribunal de la ITF

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Sara Errani ha ganado nueve títulos individuales de la WTA. El último -y más importante- llegó a Dubái en 2016

EL LÍO DE LA RETRODATACIÓN
Una vez dictada la sentencia, se planteó la cuestión de la fecha de la descalificación. Puesto que ya había cumplido dos meses, le quedaban ocho meses. Increíblemente, el Tribunal dictaminó la descalificación (de nuevo) desde el momento de la sentencia, bloqueando así a la jugadora desde junio de 2018 hasta febrero de 2019. Aún teniendo en cuenta el artículo 10.10.3 "B" del Programa Antidopaje de Tenis, que deja a la discreción de los jueces la posibilidad de antedatar parcialmente la descalificación, siempre y cuando el atleta haya cumplido al menos la mitad de la sanción (p. 57), los jueces consideraron que era menos perjudicial para Errani volver a ser suspendida, ya que había estado jugando regularmente en los últimos meses y había ganado puntos y dólares. «No hay ninguna certeza de que, al seguir jugando, pueda ganar más» argumentaron. Pero tampoco había certeza de lo contrario.
Y, más curioso aún, además de bloquearla por segunda vez, no tuvieron en cuenta el siguiente apartado del mismo Programa Antidopaje, que establece que, si la sentencia se publica fuera de plazo por causas no imputables al atleta, la sanción podrá retrotraerse en su totalidad (siempre p.57). Este era exactamente el caso. En cambio, aunque las normas le habrían dado la oportunidad de volver al campo casi de inmediato (a pesar de que se le anularon los resultados de la última temporada), la obligaron a parar ocho meses más. «Tomar una decisión ‘por el bien del imputado’ y sin darle la oportunidad de expresar su opinión, valorando además los acontecimientos posteriores a la discusión en la sala, va en contra de las reglas del Derecho, aparte de constituir una violencia contra los derechos humanos – argumenta Giorgio Errani –. Pedimos una explicación de los motivos, pero el juez, tras consultarlo con NADO Italia (que se negó a dialogar), no accedió a nuestra petición. Por eso recurrimos al SFC, el órgano supremo del derecho suizo». El recurso ante el Tribunal Supremo Federal de Suiza se refería a una cuestión de forma: devolver la sentencia al TAS, señalando que la decisión de no aplicar la retrodatación a la descalificación era, al menos, arbitraria. El recurso se presentó en el verano de 2018 y fue otra espera agotadora para Sara, en la que no faltó otro capítulo: por medio de los abogados, NADO Italia propuso una mediación con la que se garantizaba antedatar parcialmente a su descalificación. De llegar a un acuerdo, Sara habría vuelto a jugar en noviembre de 2018 y no en febrero de 2019. Para ello, exigían la retirada del recurso. «Esto demuestra que sabían quiénes estaban cometiendo el error – afirma el padre de Sara -. Tal vez por miedo a que ganáramos en la apelación ante el SFC, lo que les pondría en evidencia, realizaron esta jugada. Sin embargo, la sentencia ya tenía efectos de cosa juzgada: en ese momento, tan solo el SFC tenía la posibilidad de pronunciarse». De haberse concedido la solicitud de entrevista, habríamos preguntado a los representantes de NADO Italia los motivos de su intento de mediación. También en este caso, el tiempo jugó en contra de Errani: el Tribunal Federal se pronunció el 29 de enero de 2019, una semana antes de que expirara la descalificación. Fue una doble mofa, porque la jugadora italiana perdió formalmente el recurso (y fue condenada a pagar las costas judiciales, fijadas en 5.000 francos suizos: la última pieza de una odisea también económica, ya que todo el asunto le costó unos 250.000 euros). «La cuestión que se cierne sobre todo este asunto - insiste el padre de Sara – sigue sin resolverse: ¿por qué las altas esferas del deporte italiano, en lugar de enorgullecerse de que una atleta haya demostrado una vez más su inocencia en la apelación, siguen rabiando, negándose al diálogo y a la aplicación de una norma justa, alegando razones que, en mi opinión, son poco sólidas?».

La página 13 de la sentencia del SFC dice lo siguiente: «El TAS violó el derecho del atleta a ser escuchado. Sobre este punto, la motivación del TAS se presta a la crítica». No obstante, los jueces optaron por no anular el veredicto porque «no vemos qué influencia pudo tener esta violación en el resultado final. Además, la posibilidad de antedatar el periodo de suspensión queda a la discreción de los jueces y, como tal, constituye una excepción. Por lo tanto, no hay pruebas de que la violación del derecho de la atleta a ser escuchada haya podido tener la más mínima repercusión en la decisión adoptada por el TAS». En opinión del padre de Sara, fue una injusticia. «Si nos hubieran dado la razón, las consecuencias habrían puesto en crisis todo el 'Sistema TAS'. Deberían haber indemnizado a la atleta profesional a quien se le impidió hacer su trabajo y fue expuesta a profundas repercusiones negativas en la continuación de su carrera. Me gustaría puntualizar que el TAS está en Suiza, un país que no está sujeto a las leyes europeas y que, en la práctica, se comporta como quiere. En otros lugares, nunca habría ocurrido que el Tribunal Supremo, al constatar una violación de los derechos del acusado por parte de un tribunal, dejara sin modificar una sentencia viciada por una irregularidad».

Cabe hacer las cuentas para ver si valía la pena conseguir que se aplicara la retrodatación a la descalificación. Entre octubre de 2017 y mayo de 2018 jugó 19 torneos, acumulando 796 puntos WTA y embolsándose un prize money bruto de 225.267 dólares. Cuando se detuvo, ocupaba la 72a posición. Devolver el dinero era un factor secundario, ya que las cifras oficiales hablan de un career prize money de más de 13 millones de dólares. Para seguir jugando, habría renunciado de buen grado al 1,7% de los ingresos de su carrera. Pero por su propio bien, le dejaron tenerlo. La cuestión agonística es más compleja: si hubiera obtenido la retrodatación, se habría hundido en torno al número 600 del ránking WTA, en cambio, habría seguido jugando: se encontraba en un buen momento de forma y podría haberlo aprovechado, manteniendo el ritmo del torneo. Volver a quedarse atascada la expuso a juicios negativos y a daños en su imagen, además de tener que volver a parar su motor de competición. Puede debatirse sobre la utilidad de aplicar la retrodatación: pero era lo que Sara quería en caso de poder decidir, o por lo menos exponer sus ideas al panel de jueces. Y, francamente, no hay nada que discutir al respecto. Tras volver a la competición, era la número 124 del ránking WTA, pero un mes después, cuando expiraron sus puntos en Indian Wells, ya había caído en picado a la posición 243. ¿Empezar de esa manera era realmente una ventaja? ¿Algo planeado por su propio bien? ¿Qué posición habría alcanzado en marzo de 2019 de no haber sido suspendida?

«En otros lugares, nunca habría ocurrido que el Tribunal Supremo, al constatar una violación de los derechos del acusado por parte de un tribunal, dejara sin modificar una sentencia viciada por una irregularidad» 
Giorgio Errani

A la espera del veredicto del CAS de Lausana, Errani ganó el WTA 125 en Indian Wells

LA ODISEA PENAL
La violación de las normas antidopaje incluye también la apertura de una investigación penal. A causa del letrozol, el nombre de Sara Errani ha sido inscrito en el registro de personas investigadas. Tras decir que en el derecho penal solo puede castigarse el dolo, que fue excluido por ambas sentencias deportivas, resulta que también en este caso, según Giorgio Errani, hubo una saña injustificada «que trató de negar la evidencia de los hechos». La investigación, encomendada a los Núcleos Antisofisticación y Sanidad (N.A.S.) de Roma, dio lugar al interrogatorio de un mariscal de los Carabinieri. Al hablar con la jugadora, planteó la siguiente teoría: tras doparse voluntariamente, cancelaría su participación en los próximos torneos de Dubái y Acapulco por miedo a las posibles consecuencias tras la prueba del 16 de febrero. La acusación fue desmontada por el único pequeño golpe de suerte que tuvo Sara al respecto: antes de la prueba, ella misma había anunciado (por medio de un mensaje en su sitio web) que renunciaría a los forfait de los siguientes torneos porquesufría un problema en un aductor. De hecho, la semana anterior terminó el partido de la Copa BJK contra Eslovaquia cojeando (y llorando) y se sintió como una idiota por no haberse retirado. Pese a ello, los Carabinieri pidieron interrogar a mamá Fulvia en calidad de persona conocedora de los hechos, si bien ya había prestado dos declaraciones escritas (además, el Código de Procedimiento Penal otorga a los parientes cercanos el derecho a no declarar a favor o en contra del acusado). A pesar de las objeciones, insistieron y concertaron la fecha para la audiencia. Primero en Roma, luego en Massa Lombarda, tras haber cedido el encargo a sus compañeros de Bolonia. El día del interrogatorio, se les informó de que la actividad había sido suspendida. Pero habían dejado a mamá Errani en vilo hasta el final. Entre otras cosas, pese a la petición para cerrar el caso por parte del mismo fiscal, el caso continuó prácticamente durante todo el año 2019. En el plano estrictamente judicial, el final llegó el 12 de octubre de 2019 con el decreto de sobreseimiento, firmado por el juez de investigaciones preliminares Janos Barlotti. Todo esto sucedió cuando Sara ya había retomado en gran medida su tercera (o cuarta, ya hemos perdido la cuenta) carrera. «Estos son los hechos: no podrán callar la verdad – así conlcuye Giorgio Errani -. Creo que este asunto tiene tantos aspectos tan oscuros que huelen muy mal. Han conseguido hundir la parte final de su carrera, pero nunca conseguirán bajarla del pedestal de la tenista italiana más exitosa de la historia». En ese momento – alma de padre – enumera con minuciosa precisión los resultados recogidos por Sara para respaldar su tesis. Sin embargo, este tema se puede tratar en otro lugar. Giorgio Errani no está sereno, ni aliviado por el final de esta historia.

Sin embargo se quitó un peso de encima.
No podía quedarse callado, siendo él quien había empezado a defender a su hija cuando aún tenía dieciséis años, cuando escribió una carta a una revista para señalar que los logros de Sara merecían otro tipo de consideración. Casi se rieron de él, pero la historia le ha brindado suntuosas revanchas. «Este asunto ha provocado una inmensa amargura a Sara, así como a mí y a toda nuestra familia. A la vez, ha puesto de manifiesto el afán punitivo de las máximas autoridades deportivas italianas, auténticamente desconcertante, sin explicación aparente y sin pruebas que lo justifiquen. Consiguieron quitarle algo, pero no consiguieron - ni conseguirán nunca - lo que querían: la rendición. Respecto a Sara, el tenis le ha dado enormes satisfacciones, tanto económicas como personales. Pero por la mezquindad de algunos ha tenido que pagar un precio exorbitante e injusto. Una herida que, en nuestra alma, nunca sanará».

EPÍLOGO
Desde que volvió a jugar, por fin sin lastres, Sara Errani ha estado luchando en los circuitos WTA-ITF con suerte dispar. El mejor resultado fue la tercera ronda en el Abierto de Australia 2021, partiendo de la fase de clasificación. También se llevó la satisfacción de disputar sus cuartos Juegos Olímpicos, pero hoy su ránking mundial apenas la sitúa en el número 146. Demasiado lejos de donde debería estar, y donde quizás habría permanecido sin este percance. Las heridas psicológicas han aflorado en las dificultades con su saque, su histórico talón de Aquiles: en algunas ocasiones ha inventado un movimiento alternativo, una especie de volea de derecha que evite darle demasiadas ventajas a sus rivales. Dentro del mundo virtual de las redes sociales, las ironías se han convertido en invitaciones a dejar de jugar. Y Sara Errani también tiene que aguantar esto, como si estuviera cometiendo algo ilegal al seguir practicando el deporte que la ha llevado por todo el mundo desde los doce años (cuando se quedó un año en Estados Unidos, en la academia de Nick Bollettieri) y luego se instaló en España unos años después, lejos de su familia porque nadie en Italia quería entrenarla en serio. «Demasiado pequeña» y «con evidentes carencias» decían algunos entrenadores, aunque fueran muy expertos. «¡No va a llegar a ningún lado!» murmuraba otra persona. Sara supo responder de forma sencilla: con resultados. Afortunadamente para ella, el pasado no se puede borrar, y hay mucho que brilla en el pasado de Sara Errani. También encontramos esta historia, que merecía ser contada en su totalidad. Al hablar con Behind the Racquet, aseguró estar contenta. «El ránking en sí no es tan importante, lo que realmente cuenta es que me siento feliz en la pista de tenis».En tiempos difíciles, Sara dijo: «Cuando me miro en el espejo, me siento bien conmigo misma. Me gustaría ser un buen ejemplo, una persona con valores y principios que trato de respetar, siempre. Más allá de la conveniencia personal». Ahora que la historia se ha narrado como es debido, quizá también consiga un poco de tranquilidad fuera de su querido rectángulo.

P.S. Todos los documentos relacionados con este asunto, incluidos los que no están enlazados en este artículo, pueden consultarse en el sitio www.erranisrl.com